A Capela fue el restaurante que su dueño, Fran Naya, siempre quiso tener. Proveniente de una familia de hosteleros, su cocina se basa en torno a tres simples y claras premisas: producto, luego producto y después producto. Según sus palabras, “hago una cocina honesta”, en la que conjunta la materia prima, la simplicidad y la presentación para darle una vuelta de tuerca a las recetas tradicionales.